martes, 16 de noviembre de 2010

LA GACETA - espectáculos.

TEATRO: Navegando en las aguas del absurdo

Martes 16 de Noviembre de 2010 | "Peces muertos", de Manuel Maccarini, un grotesco del disparate que indaga la identidad

Autor

Autor
Redacción LA GACETA

Fotos ver Imágenes del día

ampliar foto
ampliar foto ampliar | SORPRESA. Pedro y Pablo ingresarán a la bodega de un barco abandonado, donde sus vidas pegarán un giro.
El denominado teatro del absurdo (Beckett, Ionesco y Genet), desde el punto de vista específico del lenguaje, afecta a los personajes, la trama y los objetos. El rechazo a cualquier realismo incluye, pues, textos que parecen carecer de significado, diálogos repetitivos y hasta una falta de secuencia dramática que, en algunos casos, crea una verdadera atmósfera onírica. Mucho de estos datos están presentes en la obra "Peces muertos", cuyo autor y director, Manuel Maccarini, sostiene que se trata de una metáfora de una determinada realidad. En rigor, pareciera que en esta desestructurada historia la problemática de la identidad está inscripta en su ADN, esto, si se parte de considerar que la misma no es algo que está dado, desde siempre, sino una construcción, un proceso abierto a las transformaciones.

"Peces muertos" es un grotesco en el que la incoherencia, el disparate y lo ilógico son también elementos a tener en cuenta, y que despiertan, por momentos, la risa del público pero igualmente la sorpresa. Como en toda estructura del absurdo, la realidad no es lo que parece ser; y cuando Pedro y Pablo ingresan a un curioso lugar, la bodega de un barco que creen abandonado, otros personajes los llevarán a navegar, sobre todo, por las transformaciones o mutaciones propias. De la mano de Juanita (que después se verá que es Johnny) y bajo la dirección de "Papi" y la ayuda de un oriental, la aventura que comienzan Pedro y Pablo parte de una realidad que inmediatamente es subvertida por una ficción poco menos que delirante. Los diálogos entre la atractiva Juanita y los recién llegados aproximan y alejan a los personajes; seducen y rechazan; los deseos están puestos a flor de piel, pero la lealtad y la fidelidad al capitán del barco se refuerzan como mandatos que, sin embargo, ni siquiera el propio "Papi" está dispuesto a cumplirlos. Despertando de su última pesadilla, este personaje retoma el timón del barco, y desde lo alto mantendrá intacto su poder sobre aquella tripulación que nada tiene de ordenada; un poder, si bien se ve, logrado a través de engaños, promesas y mentiras (¿se tratará de otra metáfora?). "Peces muertos" está interpretada correctamente por Sergio Aguilar, Andrea Barbá (que reemplaza a Susana Martínez), Damián Carabajal, Luis Diez y Sergio Domínguez. Unas líneas aparte merecen la destacada escenografía y vestuario de Sergio Gatica.

La obra del prolífico dramaturgo Maccarini no es sencilla de interpretar, y por momentos la puesta se asienta en una riesgosa línea que interroga a la propia dramaturgia.





No hay comentarios:

Publicar un comentario